La escalada de precios en el hierro y otros materiales y la escasez de suministros están afectando a la industria del metal, que a pesar de los problemas, sigue resistiendo y fabricando.
La fuerte subida de precios en materias primas lleva azotando a la industria del metal desde 2020, poco después de la salida del confinamiento estricto en España. Así han coincidido las pequeñas y medianas empresas fabricantes de maquinaria, que poco a poco notan las consecuencias de la inflación que sufren distintos sectores de la industria. La escasez de suministros, la falta de aprovisionamiento de materias a nivel nacional y la subida de precios en las exportaciones son, entre otras, las causas que podrían explicar los potenciales retrasos en las líneas de producción, y en las correspondientes entregas de producto final a clientes.
Desde hace ya varios meses el precio del hierro, el acero o el aluminio viene experimentando una vertiginosa subida que, de momento, no parece estabilizarse. Este verano, los responsables de logística han empezado a adquirir la materia prima a precios que doblan o triplican los costes del año pasado. Así, se estima que el precio del hierro se ha incrementado entre un 96% y 111%, mientras que el aluminio, el material más caro, ha experimentado una subida del 53%. Por su parte, el acero inoxidable ha sufrido una subida del 70%. Estos incrementos estimados desde la ‘cesta de la compra’ de una mediana o pequeña pueden afectar exponencialmente la producción con vistas a los próximos meses. Todo el sector del metal, desde proveedores hasta fabricantes está siendo perjudicado por esta escasez de materiales y prevé cierto retraso en los tiempos de producción de cara al próximo trimestre. El aumento paulatino ha hecho saltar las alarmas, puesto que todavía no ha tocado techo y se prevé que hasta finales de año o principios de 2022 no se calmen las aguas.
Los metales no son las únicas materias primas afectadas por la subida de precios. Los fabricantes de la industria hacen hincapié en que materiales complementarios como el plástico y suministros como tornillería, motores y rodamientos también han encarecido precios y aumentado los tiempos de distribución, ralentizando considerablemente la producción.
Esta escalada de precios lleva encadenado un incremento en las exportaciones, por lo que empresas que trabajen principalmente con clientes internacionales van a sufrir un aumento significativo en los costos de envío. De modo que si por la importación de materiales los fabricantes verán una dificultad a la hora de conseguir materias primas a precios económicos, el envío de sus productos a clientes en otros países aumentará el precio y los tiempos de entrega. Esta reacción en cadena deberá contemplarse, por tanto, en las agendas de fábricas y distribuidores para contar con cierta seguridad en el futuro.
Con esta perspectiva, es de esperar que los fabricantes tengan más dificultad en las entregas que y la producción sea hasta final de año un poco más lenta. A pesar de las previsiones y de esta ralentización, la industria está capeando el temporal y sigue funcionando, resistiendo y recuperándose aún de los estragos que el Covid sigue produciendo.